“En Olimpo quiero cumplir el sueño de jugar en Primera”
Nadir Hadad es uno de los tantos futbolistas olavarrienses jugando en el ascenso argentino, y de gran presente en Olimpo, brindó una entrevista a La Nueva Provincia donde habló de todo: su pasado, su familia y su nivel en la actualidad en el “aurinegro” donde también marcó un gol.
Antes de llegar al máximo nivel, la historia futbolística de Nadir Hadad se debatió entre Dioses y demonios, en medio de unos pocos placeres y unos cuantos sinsabores. Volvió al aurinegro después de dos temporadas en el club de Liniers y hoy atraviesa su mejor momento deportivo, con 11 presencias y un gol en el Federal A. ¿Quiere saber de que se trata? Pase y lea…
Hijo de padre con ascendencia árabe y de madre italiana, Nadir nació en Olavarría y se crío entre el campo que la familia posee en la zona de Loma Negra y una ciudad a la que siempre tiene pensado volver.
De chico fue “Turquito” y ahora es el “Turco”, un zurdo con despliegue que, después de darse la cabeza contra la pared una y mil veces, empezó a creer en sus condiciones y hoy es titular indiscutible en el equipo aurinegro que conduce Carlos Mayor.
Sus primeros pasos los dio en el CEF Nº 44 de su barrio y se convirtió en jugador federado en el Club Embajadores, institución que fundó el olavarriense y ex delantero Fernando “Tero” Di Carlo en 2006 y de donde surgieron, por ejemplo, Lucas Janson (actual extremo de Vélez) y el actual “as” olimpiense Brian Guille.
Nadir arribó a Olimpo a los 14 años y una prueba le fue suficiente para integrarse al plantel de la octava división que se aprestaba para participar en los torneos de AFA.
“En ese momento estaba de coordinador (del fútbol formativo) Ariel Paolorossi, quien enseguida me tomó los datos y habló con la dirigencia de Embajadores. Al otro día ya estaba en Bahía con una ansiedad que ni te cuento”, contó el “campechano” Hadad, que hace cinco meses firmó su primer contrato profesional con Olimpo (hasta diciembre de 2023).
En realidad, este enganche o mediapunta devenido a carrilero regresó a Olimpo después de su paso por la Reserva de Vélez, entre 2019 y 2020.
-Antes de preguntarte por qué volviste, sería bueno saber por qué te fuiste; me acuerdo que dejaste el club cuando se hablaba mucho de la chance de sumarte al conjunto de Primera que en ese entonces jugaba en la B Nacional.
“Antes del descenso de Olimpo al Federal A, el fútbol formativo de la institución se había desbandado por completo. El club era un caos, a tal punto que dejaron de considerar a las categorías menores y muchos chicos quedaron desamparados y a la deriva“.
“En ese momento, la dirigencia me buscó un nuevo destino, pero yo la estaba pasando mal y no quise saber nada. Ni siquiera me fui bien con los pocos dirigentes o allegados que ponían la cara, que iban a hablar al complejo de Teléfonos pero que nunca te ofrecían una solución”.
-Por esto que decís, fueron muchos los jugadores que emigraron. Incluso algunos dejaron la actividad.
“Una pena muy grande. A los pibes del club no nos trataban como era debido y nos cansaron con promesas incumplidas. Como cualquier jugador que vive en una pensión y está lejos de su familia, soñábamos con llegar a Primera, y para eso necesitábamos el apoyo del club, de los directivos referenciales, pero estuvieron muy lejos de ese trato cordial y personal al que nos habíamos acostumbrado con la dirigencia anterior a ellos“.
“El desinterés y la falta de consideración eran cuestiones de todos los días”
“La falsedad, al menos a mi, me terminó cansando. Cuando sos chico y el club te da la posibilidad de defender su camiseta, te encariñás con los colores, más allá de que seas hincha de otro equipo. De los 14 a los 18 años viví en la pensión y mi ilusión era triunfar y trascender en Olimpo, pero tanto yo como otros chicos que venían de distintos lugares del país sufrimos un destrato que muchos no pudieron soportar. Nos dejaron a la deriva, desesperanzados y sin respuestas”.
-Encima estabas lesionado en ese momento, ¿o me equivoco?
“Me había roto los meniscos de la rodilla izquierda y como no estaba nada cómodo, decidí volver a Olavarría para hacer la recuperación y descomprimir la cabeza. Al volver al ruedo, los primeros movimientos con pelota fueron en una cancha de Fútbol 5. En un picado entre amigos me vio un técnico que había tenido cuando era chico (Fabricio Torres), me dijo que conocía gente en Vélez y que si yo quería él establecía algún contacto para que me pueda ir a probar”.
“Cuando `Fabri´ me recomendó en la entidad de Liniers, le comunicaron que me conocían de mi paso por las menores de Olimpo. Me llamaron para una prueba, anduve bien y, tras un convenio con el club bahiense, a la semana me sumé al plantel de Reserva”.
-¿Tuviste la chance de concentrar o ser citado por el técnico de Primera (Gabriel Heinze)?
“No se me dio, aunque la experiencia fue buenísima en todos los sentidos. Vélez me cambió el chip para que yo pueda mejorar mi condición de vida. Fue tan grande mi crecimiento que volví a Olimpo renovado, motivado y muy ilusionado”.
“Si no iba a Vélez, no hubiese tenido esta oportunidad en un Federal A y hoy me encontraría alejado del fútbol, disgustado y trabajando en el campo de mis padres (Lila y Julio) arreando vacas, atando alambrados o marcando hacienda…”
“En Vélez aprendí demasiado en muy poco tiempo, y me crucé con gente de buena ley que me ayudó a progresar y a cuidarme. Aunque estoy donde estoy y soy lo que soy gracias al apoyo incondicional de mis padres, mis guías espirituales, los que nunca me soltaron la mano”.
Si se da el ascenso, hay cordero
“Cuando en Olimpo hubo transición entre una Comisión y otra, el cambio fue notorio, pero para peor”, insistió Nadir, tratando de enterrar el sufrimiento del pasado, justamente en la misma institución donde hoy, según él, es respetado, valorado y considerado.
“Cuando me enteré que Dagna volvía a hacerse cargo de la entidad, me comuniqué para ver si existía la posibilidad de retornar. Con Alfredo en el poder el club era otra cosa, al menos los chicos de afuera teníamos un lugar de contención y nos daban bolilla cada vez que necesitábamos algo”, sostuvo el 11.
“Cuando me comentaron sobre los objetivos a seguir, que se iba a armar un equipo como para ir por el ascenso y que el club había vuelto a ser una institución seria, me entusiasmé. Me encontré con un Olimpo renovado, más unido y con gente que trabaja con la camiseta puesta y un gran sentido de pertenencia”.
-Me quedé pensando: ¿qué aspectos potenciaste como futbolista tras tu paso por Vélez?
“Creer en uno mismo, valorarse y pensar solo en lo deportivo es fundamental para cualquier jugador. Antes era muy irregular en mi juego y me costaba convencerme que podía; tenía la autoestima baja y no sabía lo que era la confianza. Fueron tiempos de tortura y no podía salir de mi propio laberinto, así que en Vélez recurrí al psicólogo, necesitaba un apoyo moral”.
“Me ayudó a fortalecer mis ideas, a ser yo, a tener que dejar todo de mi; a sentirme preparado para cualquier desafío que se me ponga por delante“.
-¿Con qué fin volvés a Olimpo?
“A ascender, lo único que sirve”.
Nadir se encuentra en su mejor momento, y mucho tuvo que ver la plena confianza que le está brindando el cuerpo técnico.
“Mayor y su grupo de trabajo tienen a gusto al grupo, en todos los sentidos. El que entra rinde y al que no le toca jugar apoya; el manejo es profesional y el entrenador hace todo lo que tiene a su alcance para mantener motivados a todos”, indicó el olavarriense, autor de un gol en este Federal A, frente a Estudiantes de San Luis hace dos fechas atrás.
“Son más los que erré que los que convertí…(risas). Antes no llegaba al área como ahora, pero ya le encontré el gustito a la posición y considero que le aporté mucho a mi juego. Las apariciones por sorpresa, desorientando a mi marcador, hicieron que se me empiecen a presentar las oportunidades de gol, pero dí más asistencias y eso lo tenés que contar también… (risas)”.
-¿Qué te pide Carlos Mayor?
“Que le vaya agregando variantes a mi juego para consolidarme definitivamente a la posición. Que encare por adentro, por afuera, que llegue libre al segundo palo y que haga el ida y vuelta con y sin pelota. Pretende que, junto al lateral, nos adueñemos de la banda para marcar diferencias“.
“Y que siempre trate de conseguir una sociedad con el delantero que se tire de mi lado, que nos hablemos y que seamos incisivos. La confianza que me da es enorme”.
-¿Hasta dónde querés llegar?
“Hasta donde sea, pero el sueño que persigo es jugar con Olimpo en Primera división. A esta altura no me doy manija, dejo que fluya, sé que estar en este club es lo mejor que me puede estar pasando. Por supuesto que quiero progresar, pero para eso es esencial ascender. Estoy tranquilo, vivo el momento y que sea los que Dios quiera“.
-Jugando al nivel que estás hoy, seguramente equipos de categorías superiores se van a fijar en vos.
“Si ascendemos y este grupo sigue adelante, me gustaría quedarme, porque estamos bien, nos llevamos bárbaro y todos pretendemos lo mismo, no hay nadie que piense diferente“.
-Por ahí, si surge una venta y te consagrás, le terminás comprando más hectárea de campo a la familia…
“Por ahora estamos bien, pero ojalá algún día tenga la oportunidad de trascender y de proyectar mi vida en base al fútbol“.
-Me comentaron que si ascienden tenés que “ponerte” con uno o dos corderos o llevar a todo el plantel al campo.
“No tengo otra opción… (risas). Hay una invitación pendiente que siempre me recuerdan. No hay problema, por el ascenso todo. El grupo es lo mejor que tenemos: cuando no se dieron los resultados y todos nos criticaban, no aflojó; jamás dejó de tirar para adelante sabiendo que todo iba a cambiar si lográbamos acomodarnos a la categoría y si se nos abría el arco. Estamos en el camino que todos elegimos para transitar“.
-No te pregunté nada del último partido en Chivilcoy.
“Déjalo ahí, ¿qué te puedo llegar a decir? Fue un partido raro e hicimos un esfuerzo tremendo para empatar. En frío, menos mal que pudimos traernos un punto, porque tuvimos todo en contra, desde que llegamos hasta que nos fuimos“.
-Y con gente en las tribunas: faltaban los bombos y las banderas, después el decorado era perfecto.
“Había mucho público, de locos. Fue un partido normal dentro de la anormalidad que presenta la pandemia y el estricto protocolo que debemos cumplir”.
De Sergio Peyssé en La Nueva Provincia